El colegio de mis hijos es visitado por sus majestades de oriente, que aquí posan con una elegancia inigualable. Después de dos horas de sudor, cantos, asombros, risas y algunos lloros, aún dudo sobre cómo me llamaba yo, el rubio: si Melchor o Gaspar.
Una experiencia impagable.
te reconocí a la primera, Querido Melchor(?)
ResponderEliminarQué melenas!!!!! Me tiras unos caramelos!??? anda jo!!!!
ResponderEliminarYo también he sido Rey y estoy contigo, colega, en que es una experiencia impagagable.
ResponderEliminarFeliz Navidad!!
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