Tradiciones

Un año más se acabó la navidad, con el colofón de los reyes magos. Un año más, como manda la tradición, la cabalgata salió, aunque con algunas novedades: hizo el recorrido al revés respecto a años anteriores, y por primera vez fue privatizada (y, tal como señala certeramente la excelente periodista Ana Gaitero, subcontrataron a un concejal de Rey Mago…). No faltó el rebaño de ovejas, ni el castigo para dos pobres animales (una vaca y un burro), constreñidos en un espacio mínimo que nos les dejaba ni levantar el rabo para defecar y castigados con una música ratonera y cutre.

 

Afortunadamente, hubo oportunidad para la reivindicación…

Tampoco faltó, que ya es tradición, el inmediato riego de calles sin esperar ni un minuto a que los ciudadanos se dispersaran. 

Mientras, en una galaxia lejana aunque, paradójicamente, a muy pocos metros de allí, otros ciudadanos –estos ilustres y de postín- se preparaban para un evento que sin duda mejorará nuestras vidas como leoneses y quién sabe si como españoles: la muy ilustre, real e imperial cofradía del milagroso pendón de san Isidoro (léase todo con mayúsculas) velaba armas para la celebración el día 6 en León, Ciudad Imperial y Urbe Regia (sic), de la  Solemnísima Celebración Eucarística y Solemne e Histórico Responso Real en memoria de los REYES DE LEON - Basílica y Panteón Real de San Isidoro. 

(Trompetas) 

Para asistir a ella, se instaba a las Damas y Caballeros cofrades (sic) a revestirse como es debido (hábito, medalla y guantes), y con los correspondientes broches y emblemas. 

Antes de la celebración eucarística (vulgo misa) se organizó una solemne vigilia real en turnos de vela, en modo de guardia y oración, y en grupos de Damas y Caballeros, con la correspondiente oración del turno y la evocación de los Reyes de León.

Al igual que estos cofrades, yo también pido a San Isidoro que ruegue por nos, pero me temo que por otros motivos…