lunes, 2 de marzo de 2015

Desprecio a los pobres



La semana pasada, a la puerta de un conocido bar del centro de León (Manolo Blas, donde se comen unas patatas y mejillones riquísimos), un joven aborda a mi madre cuando iba a entrar al mismo para preguntarla si puede comprar por él media ración de patatas, ya que ha intentado hacerlo y no se la han querido vender. Mi madre, asombrada, pregunta en el bar y le dicen que efectivamente se han negado porque no quieren vender nada a gente “como esa”, porque si lo hacen “vendrían más”, se lo comen fuera (fuera, dijo; ni siquiera se les pasa por la cabeza que lo hagan dentro) y molestan a los clientes y a los niños que están por allí.

La invisibilidad de la pobreza, la imbecilidad de la burguesía. 

Editado: hay una segunda parte de esta entrada aquí.

5 comentarios:

  1. Nos hemos acostumbrado a la multisegregación selectiva.

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  2. No es que fuera mucho por ahí pero es que yo también soy pobre :(

    Abrazote utópico, Irma.-

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  3. ¡Qué asco! Encima, el del bar llevará razón (que es lo peor). Hay clientes que se siente molestados por la presencia de "esa gente" ¡que también son clientes! Y habrá tantas otras cosas de las que no somos conscientes.

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  4. Pues yo estoy totalmente a favor de la discriminación, no precisamente hacia los pobres, pero sí hacia la gente con falta de gusto, de higiene, de escolaridad y de educación. Que, por lo general, suelen ser pobres. Basta con ver cómo visten, con escuchar cómo hablan y la "música" que les deleita, o con percibir a lo que huelen para concluir que tal vez sean humano, mas no totalmente desarrollados.

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