Una de las esculturas más famosas de León, a pesar de su juventud: fue esculpida y colocada de manera provisional en el año 1997 en una de las plazas más céntricas de la ciudad, la de Santo Domingo -ocupa, por tanto, un lugar privilegiado-, y es obra del escultor Amancio González. Inicialmente era de cemento, hasta que un día del año 2007 un conductor la arrolló, ejecutándose de nuevo pero ya en bronce.
La denominación viene como homenaje a los negrillos, nombre vernáculo de los olmos, que desaparecieron en las últimas décadas de nuestros campos y plazas.
La denominación viene como homenaje a los negrillos, nombre vernáculo de los olmos, que desaparecieron en las últimas décadas de nuestros campos y plazas.
A los niños les encanta subirse encima, y ya goza de su propia superstición: dicen que tocarle los testículos da buena suerte. León debe estar llena de gente afortunada, porque los tiene bruñidos.
No me resisto a colgar aquí una foto de esta misma escultura, del fotógrafo Pedro Ferrer, que pone en evidencia que donde hay, hay.
Hola Jose Luis, enhorabuena por tu blog. León es una ciudad fantástica, y es un honor para mi que enlaces a mi página con mi fotografía de esta escultura que en su día me cautivó por su fuerza y expresividad. Un lujo para disfrute de los leoneses.
ResponderEliminarSaludos desde Cantabria.
Pedro Ferrer
Gran foto, e inapelable gesto.
ResponderEliminarUna estupenda colaboración.
ResponderEliminarGrandiosa figura sentada en el suelo!! Hallazgo: lo monumental a pie de calle..(pero...no veo lo que hay, aunque te creo...!!)
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