Esta vez un edificio público: el ayuntamiento de León, situado en la calle Ordoño II.
También, en esta ocasión, destaca su fealdad por contraste con otras edificios notables, como la Casa Lubén, de principios del XX, y que es para mi gusto una de las construcciones más decentes de la ciudad.
Increiblemente, esto de aquí abajo también forma parte del ayuntamiento de la ciudad, la casa de todos:
Una oficina de Caja España. Y es que este edificio era la sede de dicha entidad bancaria, hasta que se la compró el ayuntamiento. Pero parece que se olvidaron de adquirir también este local, incrustado en el edificio, y ahí quedó.
Dicen que todos formamos una gran red, y que con tres pasos (o alguno más, no recuerdo la cifra exacta) uno estaría relacionado con cualquier otra persona del Planeta. En el caso del ayuntamiento, Caja España y sus dirigentes, las fronteras se diluyen, y se forma una pasta realmente indigesta. El alcalde es vicepresidente de la entidad (al igual que la presidenta de la Diputación); el presidente es un constructor, que dirigió hasta que asumió tal cargo una asociación de promotores inmobiliarios y constructores, a los que el ayuntamiento dicen que dio grandes prebendas para construir con óptimos beneficios, y el que ahora dirige esa asociación, íntimo del presidente de la Caja, está casado con una hasta hace nada concejala...
Lo de las monedas en la fachada, que no fueron quitadas cuando el cambio de uso, seguramente sea una metáfora.
¡Qué fuerrrrrte!
ResponderEliminarParece mentira lo de Caja España dentro de la fachada del ayuntamiento, además que es realmente un horror y ni te cuento el Falcon Crest que se tienen montado las "fuerzas vivas".
Me ha encantado tu post de hoy,
A ver si con el hermanamiento repartes leña por aquí abajo.
Un beso
Vaya caña!! Este cronista no deja títere con cabeza!! Tomarán nota...?
ResponderEliminarQué amable, Tracy, muchas gracias.
ResponderEliminarPues en Córdoba tenéis una buena con Cajasur...me parece que a su lado Caja España es el colmo de la transparencia y el buen hacer.
masQmay, qué más quisiéramos, pero me temo que no. Nosotros, sí.
Besos a las dos