Cuando las obligaciones de cualquier tipo impiden salir, se puede pasear de todos modos.
Un recorrido de noventa grados, sin levantarse del asiento, por el paisaje cotidiano.
Un recorrido de noventa grados, sin levantarse del asiento, por el paisaje cotidiano.
Me encanta el pájaro que se ve tras la primera ventana. Y el perro guapísimo de más abajo! El viaje por los lugares conocidos tiene una grandiosa y doble particularidad: ya no sorprende y siempre cobija.
ResponderEliminarqué bonito es compartir rincones... gracias!, y que la paz siempre sea verde.
ResponderEliminarGracias por enseñarnos tu rincón de trabajo, eso nos hace más cercanos.
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