jueves, 11 de febrero de 2010

Hermosas despedidas

Antes de pasar a formar parte del suelo de alguna ciudad, en unos 500 millones de años, nos queda un trámite previo, y éste puede suceder, si hay ocasión, en un lugar hermoso.


El tanatorio de León, construido hace apenas diez años años, es un edificio semienterrado, sin fachada, rodeado de un talud de cesped, hiedra y abedules, que pasa bastante desapercibido y se integra muy bien en el entorno.


La cubierta es una lámina de agua, que refleja el cielo.


Es una arquitectura que tamiza el dolor, y hace que la pena sea más leve.

También tiene su anécdota: hace años coincidí en un evento con un tal Jordi Badía, arquitecto, aunque no nos llegamos a saludar. A los pocos días, ya en casa, descubrí casualmente que dicho arquitecto había construido el tanatorio, así que le escribí felicitándole calurosamente por su obra, y mencionándole nuestra coincidencia días atrás. Me respondió dándome las gracias, pero diciendo que no había estado nunca donde yo le señalaba, que no sabía nada de mí...Resultó que hay dos Jordis Badías, ambos arquitectos.

El del tanatorio es bueno, pero (el ahora) mi amigo es mejor. Está en www.laciutatverda.org

Dicho esto, me voy unos cuantos días a pasear por otra ciudad.

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