Iletrados

Parque altamente exclusivo gracias a un redactor inepto.



Y si no tiene perro, se queda fuera.

Despilfarro

Hace algunos días, muchos blogueros dedicaron su entradas, de manera conjunta, al agua. Llego con un poco de retraso, pero aquí estoy.

El 12 de enero hice una entrada sobre el derroche que suponía tener fuentes manando permanentemente agua, refiriéndome concretamente a las dos que existen en el Paseo de Salamanca. Proponía la la instalación de algún sistema que permitiera abrir y cerrar, de tal modo que se frenara la pérdida y el malgasto.

Esto fue hace hace más de nueve meses, aproximadamente 284 días. En este tiempo, nada ha cambiado.

Así que, para información del ciudadano en general, le informo de que desde que escribí aquello en el blog, con el agua potable desperdiciada por estas fuentecillas se podía haber atendido el consumo diario de una ciudad de más de 4.500 personas, o se podrían haber puesto más de 11.300 lavadoras; siendo más gráficos, se podía haber llenado hasta la mitad una piscina olímpica. Ahí es nada.

Esculturas

Siempre me he preguntado con qué criterios se decide la instalación de esculturas en el espacio público. Y me pregunto también quién lo decide, aunque en el fondo casi prefiero no saberlo, porque me temo lo peor visto, en muchas ocasiones, el resultado.

Comienzo una serie de esculturas urbanas, en la que habrá elementos hermosos, decentes, curiosos, divertidos y, por supuesto, adefesios.

Como principio fundamental, considero que la colocación de cualquier elemento público (sea una papelera, una farola o una fuente) conlleva una gran responsabilidad, pues en muchas ocasiones hacen ciudad.

La primera: empiezo con una escultura que no existe, más que su pedestal: monumento al cicloturista (¿a santo de qué?), que desapareció hace al menos quince años, y nadie tuvo la ocurrencia de eliminarlo por completo. Y ahí está.

Autohomenajes

Pocas cosas hay más patéticas que un autohomenaje, especialmente cuando se hace con el dinero público, el dinero de todos.

Hemos tenido en esta ciudad auténticos especialistas en ponerse medallas y dejar su (pobre) impronta grabada en piedra, bronce o cualquier otro formato perdurable: el objetivo es que todo el mundo sepa que ÉL lo hizo.

1. Tenemos, omnipresente, a Juan Morano Masa, un alcalde que lo fue con la UCD, con un partido leonesista, con AP, con el PP, y con lo que haiga falta. Este ex alcalde, hoy diputado, no es que se quiera mucho: es que, además, el pueblo le adoraba, como queda patente en el rosario de placas y pedruscos erigidos con su nombre.

Ya me puedo imaginar el gesto de humildad con el que recibía la ofrenda desinteresada de los vecinos...

Un ejemplo: en el parque de la Granja, un monolito coronado con el escudo de León.





En el Parque de Los Reyes, le hacen un libro y un retrato. Y el dejándose querer.



En este último ejemplo huye de las aclamaciones populares, y para ahorrarse el clásico "...se inauguró siendo alcalde etc." pone al parque su nombre: el parque Juan Morano.

2. Otro caso, el de quien le sucedió: Mario Amilivia. Este alcalde, hoy presidente del Consejo Consultivo de Castilla y León, que pasará a la posteridad por comprar con dinero público la gomina para su cabellera (entre otras minucias, como champagne o betún -no para su pelo, en estos casos-), también le gusta poner su nombre allá donde dedicó sus ímprobos esfuerzos (que no ahorros).

Para la erección de este edificio,

Don Mario se inmortaliza, y así tiene fiesta por partida doble.

Más penoso es el minimonolito que se puso para acompañar la estatua de un afamado músico local. Ahí está, casi tan grande como el músico.

No he encontrado nada del alcalde actual, lo que no significa que no exista (aunque también hay gente con cierto sentido del pudor, y sabe distinguir cuándo está prestando un servicio público).

Más carteles

León está repleta de carteles ocupando los espacios públicos, sin que al parecer esto haga reaccionar a los responsables de limpieza; los de la primera foto (la "Escuela superior de técnicas parasanitarias" -sic-) han llenado la ciudad con sus carteles publicitarios, sin ningún rubor.

Flores secas

En Periferias II denuncié el estado de una escombrera o basurero -legal- propiedad del ayuntamiento, que estaba a la vista de todos los viandantes. Se ve que la queja llegó a los oídos correspondientes, porque el otro día vi que habían intervenido en el mismo. Como construir un muro es costoso y trabajoso, y adecuar aquello es un rollo, se eligió una opción artística, basada en la utilización de materia vegetal seca, que tan de moda está. La integración a través de la decoración.

Antes:


Después:



Vista panorámica.

Pintadas

También en las pintadas hay clases...Caseta de aforo y pilar de una pasarela, junto al río Bernesga.