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miércoles, 20 de enero de 2010

Planificación inteligente

La avenida Ordoño II, a pesar de no ser muy larga, es una de las principales calles de la ciudad, si no la principal; parte de Guzmán el Bueno y llega hasta la plaza de Santo Domingo. En ella está el ayuntamiento, muchos comercios, y apunta directamente hacia la catedral.

Hace no muchos años, en aquella época en la que los ayuntamientos gastaban sin demasiado cuidado (así hemos llegado a la situación actual, con déficits espeluznantes) se decidió poner esta calle patas arriba: construir un aparcamiento subterráneo, estrechar la calzada (pasando de tres a dos carriles) y ensanchar las aceras.

No diré nada de los maceteros colocados en mitad de la acera, que se pusieron de moda en muchas ciudades para dar un toque vegetal a la ciudad, con resultados patéticos.

Para la calzada, se decidió utilizar el adoquín, material duro donde los haya. Pero...sucedió que a los pocos meses los adoquines se empezaron a levantar, con lo que el ruido, los baches y los charcos eran tremebundos. El ayuntamiento, muy diligente, cerraba los carriles (con el consiguiente trastorno de tráfico) y lo arreglaba, pero transcurrido un tiempo volvía a suceder en otro punto, y vuelta a empezar.

Cuando tras el cuarto o quinto arreglo alguien preguntó -alarmado por las molestias y por el dinero gastado-, el concejal del ramo (que, por cierto, suena como posible alcaldable, si es que la oposición gana las elecciones) respondió públicamente que lo que estaba pasando era normal, ya que era "una calle de mucho tránsito".


Qué lástima que no lo hubieran previsto antes, cuando ya sabían que había tráfico, aunque un pequeño fallo de planificación lo tiene cualquiera.

Los ciudadanos, encantados a veces de que nos tomen por tontos, seguimos sorteando vallas, pisando charcos y disfrutando con la geometría variable que las obras casi permanentes de arreglo generan.


He leído que entre las obras del nuevo Plan E figura el cambio de firme en algunas calles, estando previsto adoptar el utilizado en Ordoño II. Si eligen calles muy transitadas, es una buena manera de asegurar trabajo estable a las brigadas de reparación y mantenimiento por años y años.

domingo, 17 de enero de 2010

Nuevas obras en el Bernesga

Me advierte mi amigo César (gracias) de que el nuevo Plan E va a abordar, entre otros planes, la urbanización del Bernesga hasta su confluencia con el Torío, siguiendo así con el proceso que va afectando a los tramos del río más urbanos.

Para quien no lo conozca, León se encuentra en la confluencia de dos ríos, el Bernesga -que ya ha salido varias veces en este blog- y el Torío. El Bernesga, que es el más urbano, lleva siendo domeñado desde hace siglos, para evitar los efectos de las crecidas -es un río con un comportamiento típico mediterráneo de montaña: grandes crecidas en otoño y primavera, apenas agua en verano- y poder obtener nuevos terrenos a urbanizar.

En la década de los noventa se realizó una actuación a mi modo de ver brutal, con la consolidación de la canalización del tramo medio (entre el Puente de San Marcos y la Plaza de Toros) utilizando escolleras y eliminando cualquier atisbo de vida natural. En esta imagen, a la vez autorretrato, se advierten los efectos de la obra.


Años después se realizó otra obra agua arriba del Puente de San Marcos más respetuosa, y aunque se utilizó también la escollera se hizo con más cuidado, con más vegetación e indultando algunas isletas en el cauce, por lo que su integración en el entorno es mucho mayor.

Ahora toca hasta la confluencia con el Torío, allí donde, según el diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX la pradera donde se juntan los ríos era "campo de merienda popular y escenario de prácticas militares".

Aquí, una muestra del terreno a conquistar:


Aunque con el lecho ya intervenido con pequeños diques, contiene una variada vegetación en sus riberas, y alberga numerosas especies animales (es un cazadero habitual de garzas y martinetes). A sus lados hay vías de comunicación, diferentes equipamientos (mercado central de abastecimiento, instalaciones deportivas), asentamientos marginales (todavía hoy no hay Planes E para erradicar las infraviviendas), etc. También se advierten usos agroganaderos, cada vez más alejados de la ciudad (¿dónde se ven ya burros?).


No sé por qué modelo optarán, y si serán capaces de conciliar el uso recreativo del río con el respeto a su biodiversidad. Veremos.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El Plan E

¿Advierten la diferencia? El tono del asfalto, uno más claro que el otro…y poco más.


El Plan E también llegó al Parque de Quevedo, e implicó levantar unos cuantos tramos de asfalto –generando así un residuo peligroso, por cierto-, para volver a asfaltar. Quizás se me escape algo, pero en los días que duró la obra no vi ningún tipo de canalización, ni zanjas que la justificaran. El camino original estaba tal como se ve, adecuado para caminar.

Ingenuo de mí, pensaba que quizás iban a eliminar el asfalto, cambiándolo por terrizo para facilitar la respiración de la tierra y dar un aspecto al parque más natural. Pero no.

Se me ocurren bastantes cosas para hacer con el Plan E que podrían haber cumplido su objetivo (generar actividad económica y puestos de trabajo) mejorando a la vez la calidad de vida del vecindario. Y podrían haber aprovechado, por ejemplo, para modificar la pajarera que está asfixiando el pino piñonero monumental que se ve a la izquierda.