lunes, 28 de abril de 2014

Inundaciones, y no solo de agua


A principios de abril León sufrió unas fuertes lluvias que, combinadas con temperaturas suaves, propiciaron el deshielo de la nieve y la subida de los cauces. Este hecho fue recogido por medios de comunicación y particulares de manera exhaustiva.

El 1 de abril el caudal había subido notablemente, y por la tarde la pasarela de San Marcos estaba cerca de ser inundada, lo que sucedió en las primeras horas del 2 de abril.




Pasarela en la tarde del 1 de abril

Pasarela a las 8 de la mañana
 

A falta de obras, los efectos de las inundaciones (pasarelas rotas, acumulación de troncos y ramas, caminos impracticables... ) y la espectacularidad de las aguas atrajeron un buen número de gente.




  


Los patos, ajenos a la expectación, utilizaban los terrenos conquistados por unas horas.

Al día siguiente, jueves, escuché en la radio al concejal de obras, jardines, limpieza y no sé cuántas responsabilidades más (además de uno de los mayores expertos de nuestra ciudad en Semana Santa y el noble arte del toreo, cuidado) agradecer la obediencia (sic) de los leoneses a la hora de respetar las prohibiciones de paso en torno al río, y prometer que esa misma mañana el paseo estaría como una patena (sic) gracias a la diligencia de los trabajadores municipales. La pasarela se limpió enseguida, el paseo junto al río tardó un poco más.




La fuerza del río hizo que se produjeran grandes concentraciones del material arrastrado, alterando por completo la morfología de las pequeñas islas que habían dejado tras las recientes obras de eliminación del azud (y que costaron 400.000 euros).



La pasarela quedó cerrada sin previsión de apertura, por lo que los leoneses no fueron tan obedientes y la utilizaron; a día de hoy ha sido herméticamente cerrada, sin que se sepa cuándo se podrá utilizar de nuevo.

 Leoneses desobedeciendo al ayuntamiento

Dicho lo cual, vamos al lío: esta entrada no pretendía documentar los efectos del agua y sus consecuencias, sino poner de manifiesto lo guarros que somos.

Una vez que las aguas volvieron a su cauce, la vegetación del río quedó inundada de plásticos, de todos los colores y tamaños, como una muestra del espíritu incívico que tenemos y del grave problema de una sociedad despilfarradora e incapaz de controlar lo que genera.
 


Días más tarde estuve en el río Torio y recogí restos de plásticos durante cinco minutos de reloj, en una pequeña parcela, consiguiendo un buen montón.




¿Pero cómo podemos ser tan gorrinos? Prescindiendo de los problemas ambientales generados, ¿nos tenemos que acostumbrar a ver todo el río festoneado de plásticos que tardarán años en degradarse, o hacemos algo?

viernes, 11 de abril de 2014

La Generala


Hoy comienza la Semana Santa, y con ella las procesiones que colapsan las calles de pueblos y ciudades durante unos cuantos días. Para esto, nadie propone un procesionódromo (yo tampoco).

Pero no escribo esta entrada para celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo, ni para difundir León como destino turístico vinculado a los santos y las limonadas, sino para compartir con mis creyentes y descreidos lectores un hecho que debe ser visto como son vistos muchos de los sucesos que rodean a la Iglesia Católica: con la mente de un bebé de seis meses o, si me apuran, de un topillo campestre, sin análisis ni cuestionamiento alguno. Como acto de fe, que se dice.

La cuestión es que esta semana la escultura de una iglesia de la ciudad, que representa a La Virgen de la Soledad, recibió el fajín que la nombraba generala del Aire. Generala del Ejército, nada más y nada menos. 

Quien le impuso el fajín fue un conmilitón suyo, un general de división que según el periódico le dijo, de tú a tú (o de general a generala): "Tengo el honor de presentarme ante ti para elevarte al más alto escalón de la jerarquía militar", y añadió: "Acepta este fajín como muestra de amor a ti, ahora que se acercan las fechas en las que volveremos a vivir la pasión de tu hijo".

En el acto participaron autoridades locales (como no), provinciales y, sorprendentemente, autoridades religiosas. Lo asombroso es que una iglesia como tal participe de estos festejos.

Sin ánimo de alterar la mente de adultos, bebés y topillos, vayamos a los antecedentes: según sus libros (escrito el primero como muy pronto cuarenta años después de muerto Jesús), y por lo poquísimo que se sabe, María era una humilde mujer, casada con un carpintero, que vivía en una aldea perdida. Tuvo al menos un hijo, que resultó no era de su marido el carpintero. El hijo hizo prodigios, y sobre él se construyó una iglesia. Hasta hoy; por el camino, millones de almas reconfortadas, millones de muertes provocadas, y un verdadero imperio forjado en la Tierra.

De la aldea al generalato.

Afortunadamente, esta Virgen no estará sola a la hora de decidir hacia dónde apuntan los cañones: podrá consultar con otras virgenes también generalas, como La Purísima de Tuama y la Virgen de la Merced de Sumamao, en Argentina. Incluso con la de los Remedios en la ciudad de México y la de Pueblito en Querétaro, nombradas simultáneamente cuando los insurgentes, en las guerras de la Independencia, utilizaban a la de Guadalupe en sus estandartes: los realistas subieron al cargo a dos de ellas y comenzaron a ganar batallas. Toma ya.

En León, por cierto, y para horror de los capillitas más intolerantes, tenemos entre otras peculiaridades semanasanteras la procesión de Genarín, un santo laico que obra milagros sin apenas encomendarse a él.

A disfrutar.

viernes, 4 de abril de 2014

Pendones y coponas


Ayer jueves centenares de personas se concentraban convocadas por los sindicatos contra los recortes; a la misma hora, la Plataforma Stop Anti-desahucios organizaba una protesta frente a la antigua Caja España, en El Crucero, para pedir que no echaran a al calle a una jubilada de 78 años que había avalado a un sobrino. Un poco más tarde, unas decenas de personas caminaban por el Paseo de Salamanca lanzando diatribas contra el fascismo.

El mismo día, el alcalde de León decía que iría a la manifestación del domingo contra los recortes ferroviarios, cambiando de opinión tras haber afirmado días antes que no iría. Donde hay Carrasco no manda alcalde.

León, la movilizada.

Paralelamente, en la misma galaxia, en León (cuna del parlamentarismo) podemos disfrutar de uno de los entes más rancios y vetustos que el género humano (con ayuda divina) haya parido: me refiero a la Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro de León, que ya he traído a este blog en más de una ocasión, tal es el grado de fascinación que ejerce en mí, un pobre mortal que a buen seguro y por mucho que lo intente nunca tremolará tan insigne estandarte.

Ahora que hemos descubierto, atención, que el Santo Grial se encuentra aquí, recubierto de oros, zafiros y demás piedras preciosas, también hemos sabido que el General-ísimo Franco bebió de él en una visita realizada a este bravo pueblo; dicha visita fue aprovechada para entregarle el hábito de la cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro. Y es que esta Cofradía, tan añeja y polvorienta, sabe mantenerse a la vanguardia y acercarse a reyes y caballeros que tanto bien han hecho por España.

La historia del milagroso pendón (el estandarte, no estamos hablando de Franco) nos la cuentan ellos, Todo empezó cuando Isidoro se le apareció a Alfonso VII, a caballo y vestido de pontifical, para decirle que ganaría una batalla (año 1147).  Las damas de la nobleza tejieron un estandarte, y así hasta hoy. Por el camino, el Pendón estuvo en un montón de batallas, dado que él (el pendón) es Capitán General de los Ejércitos. ¡Benditos trapos! Como destacan en la Cofradía, desfiló en el centenario del “Alzamiento contra la Revolución Francesa” y, ojo, presidiendo el Desfile de la Victoria, en el año 1939.

¿No es tierno que la muy ilustre, real e imperial orden y cofradía del milagroso pendón de san Isidoro de León se encargue de mantener un banderolo tan antiguo, para honor de León,  también conocida por ellos como Ciudad Imperial y Urbe Regia?

Volviendo a las copas. Con todos los respetos a los historiadores que llegaron a tan histórica conclusión, yo tengo mi propia tesis sobre la sagrada copa, que estaría dispuesto a confrontar públicamente con quien se atreva: el Santo Grial se cayó por una grieta en desiertos lejanos una vez fue descubierto por Indiana Jones. Esto todo el mundo lo sabe sin tener que leer crónicas viejunas y, puestos a fabular, prefiero la de Indi.