En unos días comienzan las fiestas patronales de San Juan y San Pedro en la ciudad de León. Este año hay un recorte muy apreciable del presupuesto; no han querido concretarlo, pero parece ser que de un 50% respecto al anterior. Dice el concejal que esta reducción se produce porque, básicamente (sic), no hay dinero. Se gastarán, por tanto, algo más de 200.000 euros.
Es muy razonable que disminuyan los presupuestos para fiestas, e incluso se justificaría que se redujeran a la mínima expresión si tenemos en cuenta el escenario actual, con despidos a mansalva o cierres de instalaciones (guarderías infantiles, albergue de peregrinos, etc.). Gastarse 40 millones de las antiguas pesetas en unos días se podría considerar un dispendio.
Dicen desde el ayuntamiento que han tratado de suplir los recortes con patrocinios, participación e imaginación. No sé si con los dos primeros se han esmerado, lo que sí sé es que la imaginación ha sido un elemento fundamental para la elaboración del programa de fiestas: si se me permite ir más allá, creo que se ha realizado un ejercicio potente de imaginación teñida de jeta. Nunca se había visto que en los programas de fiestas se incluyera como actividad los mercados de frutas y verduras que se realizan todo el año, o la inauguración de una exposición en el Musac que es absolutamente ajena a las fiestas y que, por tanto, nada tiene que ver.
Quizás deberían haber recurrido al movimiento "Toma La Calle León", que han elaborado un imaginativo programa de fiestas que incluye fuegos artificiales (proyectados en una pared, para no gastar pólvora), una cabalgata que no tirará caramelos sino huevos y agua a los políticos y banqueros corruptos (simbólicamente), o una gimkana en la que se señalará con una cruz edificios en desuso o aquellos que no pagan el IBI...
Felices fiestas.Yo también las celebro, yéndome a un lugar en el que su primer rey poseía sangre leonesa.