Y a la espera de la contratación de los limpiadores que van a cambiar el rostro de la ciudad (que vienen las elecciones!), mientras nuestros munícipes se divierten con pendones, mitras, misas y genuflexiones, y nuestro concejal Cayón nos echa la bronca una vez más (y otra más) por quejarnos -esta vez por el plan de asfaltado-, la ciudad sigue incólume envuelta en un manto de porquería y desidia.
León, un domingo cualquiera, brilla.
Hasta aquí llega el olor.
ResponderEliminarMadre mía, parece Madrid y todo XD La basura es tendencia (por desgracia).
ResponderEliminarAhora, ahora con las elecciones brillaran nuestras calles, parques y demás mobiliario "político", pero bueno lo bonito de la historia es que la gente aun se cree esas cosillas.
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-