El viaje a Turquía ha servido también para desentrañar uno de los misterios que más intrigados tenía a los fieles seguidores del septimo arte.
En efecto, todos los amantes del buen cine nos hemos preguntado alguna vez cuál era el destino de los muñecos protagonistas de las películas de terror que tanto nos han hecho disfrutar las noches del sábado...¿dónde está Chuky, o su novia? ¿Dónde esos ventrílocuos asesinos, que cobran vida y ríen y ríen moviéndose patrás y palante? ¿Arramblados en una nave industrial? ¿En casa de sus creadores, o en subastas de Ebay? Pues no: todos esas figuras son enviadas a Turquía, donde las dan un uso digno y sostenible.
En efecto, todos los amantes del buen cine nos hemos preguntado alguna vez cuál era el destino de los muñecos protagonistas de las películas de terror que tanto nos han hecho disfrutar las noches del sábado...¿dónde está Chuky, o su novia? ¿Dónde esos ventrílocuos asesinos, que cobran vida y ríen y ríen moviéndose patrás y palante? ¿Arramblados en una nave industrial? ¿En casa de sus creadores, o en subastas de Ebay? Pues no: todos esas figuras son enviadas a Turquía, donde las dan un uso digno y sostenible.
No me lo podía imaginar.
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