Hacía mucho tiempo que no salía un sábado por el casco antiguo; el otro día me encontré con este mercadillo, que al parecer existe desde hace bastantes años.
Apenas diez o doce puestos ocupando una pequeña calle. Al contrario que en el Rastro del domingo, aquí el ritmo es tranquilo y muchos de los clientes parecen viejos conocidos de los vendedores. Y, como sucede en estos mercadillos, hay de todo: desde teléfonos hasta trillos u objetos decorativos, libros, discos...
Algunos son clásicos, pero otros envejecen con muchísima rapidez...
Feliz año, por cierto.
Ya me dirás dónde, cuando vaya por allí!!! Abrazos de Año Nuevo!!
ResponderEliminarCuantos tesoros se ven desde aquí!!!
ResponderEliminarFeliz año, paseante, y que tu ciudad te siga nutriendo de buenas y comprometidas crónicas.
ResponderEliminarun abrazo!