El concejal Cayón, único que continúa de la anterior corporación en el ayuntamiento por el PP, se pasó los años previos criticando permanentemente (en muchas ocasiones, con razón) la suciedad de la ciudad. Una vez llegado al poder, y como máximo responsable del ramo, dijo que iba a dar un cambio radical. En palabras suyas, que iba a dar un fregado a la ciudad.
Ya
sabemos que las declaraciones públicas tienen que ir acompañadas de
acciones, y éstas pueden ser de relumbrón, o sostenidas en el tiempo. De
las primeras, hubo: en las semanas iniciales todo estaba más limpio,
las zonas verdes más cuidadas, etc. Pero ahora, amiguitos...ahora parece
que todo vuelve a su estado natural, y seguramente el concejal haya
descubierto que las cosas no son tan fáciles, y que rebajar el IBI
supone menos dineros para el erario público, ergo peores servicios.
No he salido a buscar porquería, pero en un par de paseos por la ciudad (¡y por el centro!) me la he encontrado. Dos ejemplos:
Junto
a un colegio y un parque infantil. Un fin de semana por la tarde, con
lo que los servicios de limpieza podrían haber tenido tiempo suficiente
para detectar el problema y limpiarlo.
Depósito de pilas. Idem de lo anterior (en este caso, por la noche).
No hay que salir a buscar la porquería, ya nos topamos con ella en ayuntamientos, gobierno, justicia, etc.
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