Inasequible al desaliento, y a pesar del fracaso en sus políticas de impulso a la adopción de vallas, el ayuntamiento insiste: vuelve a abandonar una valla en mitad de la nada para ver si alguien se apiada y se la lleva a su casa.
Ahí está, viendo pasar a los paseantes, soportando los orines de los perros, candidata a ser tirada (como tantas otras) al río...a veces aparece a la izquierda, a veces a la derecha, pero siempre dejada a su suerte.
Leoneses, ¿dónde está vuestra compasión? Si nuestras autoridades, insensibles, no quieren esta valla, ¿no hay nadie que pueda adoptarla?
N.B: aunque no tengo testimonio gráfico, la adopción se puede complementar con la recogida de un colchón bajo la nueva pasarela del Bernesga (aguas arriba), que permanece caído junto al río desde hace unos cuantos días.
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